Thursday, April 03, 2008

lectura para gabriela pardo
Utilizar el medio de comunicación como tribuna para defensa o autopromoción


Los medios de comunicación tienen la tarea de informar lo que acontece. También se reconoce en ellos la función de orientar a la opinión pública, una meta que se alcanzaría si se dieran a conocer los elementos necesarios para que los espectadores tengan un punto de vista propio sobre los distintos sucesos. No obstante, existe la posibilidad de confundir esa orientación informativa con la búsqueda de confrontaciones y de aliados para resolver una situación; al hacerlo, la empresa comunicadora sólo se torna un espacio para dirimir conflictos, para atacar y defenderse, para enaltecer o desprestigiar a los actores involucrados.
Para ilustrar este punto sólo tenemos que remitirnos al conflicto que surgió entre los dos consorcios televisivos más importantes del país: Televisa y Televisión Azteca.
El problema se remonta a la relación que Raúl Salinas de Gortari estableció con Ricardo Salinas Pliego, presidente de Televisión Azteca y con Abraham Zabludovsky, de Televisa. Mientras el asunto giraba en torno a la privatización de TV Azteca; el noticiario Hechos destacó, en todo momento, información referente a una competencia entre los consorcios. Este noticiario presentó una información cargada de adjetivos y juicios de valor. Su locutor, Javier Alatorre utilizó su espacio para defender a TV Azteca y atacar a su competidora.
Regularmente dio la información acompañada de comentarios que desprestigiaban a trabajadores de Televisa, especialmente Ricardo Rocha. Esto se puede apreciar en la nota que Javier Alatorre presentó el 2 de julio de 1996 en los primeros minutos del noticiario.
Televisa le ha declarado la guerra a TV Azteca. No es algo fácil para la empresa del país. Televisa es una de las mayores compañías del mundo; nosotros somos una empresa sin los recursos ni la influencia de Televisa, pero tenemos de nuestro lado un factor: la credibilidad, la confianza que usted, amigo televidente, nos ha dado. Usted nos ha visto con frecuencia; a veces cometemos errores y tenemos todavía, en ocasiones, el buen humor de reírnos de ellos; pero si hay algo en lo que no hemos cometido ningún error es en el proceso de privatización, el que nos llevó a constituirnos como empresa. Este proceso está documentado, en él participaron otros postores y todos aceptaron el resultado. ¿No le parece extraño a usted que una empresa tan poderosa como Televisa, se muestre hoy tan empeñada en demostrar que TV Azteca tiene un origen ilícito? ¿Por qué no se preocupó de ello cuando tuvo lugar la privatización? ¿Por qué la empresa cuestionada en su credibilidad quiere hoy convertirse en guardián de la honestidad? Quizá lo que ocurre es que a Televisa le ha molestado el desempeño de TV Azteca; quizá todas estas acusaciones no son más que una cortina de humo para ocultar los vicios del pasado que persisten en el presente. Pero nosotros no podemos ser el juez; usted, que tiene el control de su aparato de televisión será desde luego el mejor juez.
A este respecto, el noticiario 24 Horas manifestó una postura contraria. El 8 de julio de 1996, Jacobo Zabludovsky hizo la siguiente afirmación:
En los canales de TV Azteca se ha emprendido una campaña personal, a todas horas y de las más diversas formas, contra funcionarios y conductores de Televisa. Es evidente que la maniobra pretende distraer la atención pública del foco del escándalo, que es por qué el señor Raúl Salinas de Gortari entregó casi 30 millones de dólares, no justificados hasta el momento, al señor Ricardo Salinas Pliego, presidente de TV Azteca, en los días en que se decidió la privatización de la empresa. Ese es el meollo del asunto. Los ataques personales son un ardid para desviar la atención de lo que las autoridades y el Congreso de la Unión desean poner en claro... lo demás es un intento de poner una cortina de humo haciendo creer que hay una guerra entre televisoras. No hay tal, no caeremos en la provocación, ni en el insulto personal. No les haremos el juego ni mucho menos descenderemos al terreno de las ofensas personales... para que haya una guerra de televisoras se necesitan dos, nosotros seguiremos presentando toda la información que surja sobre este caso, basados en documentos, hechos y declaraciones comprobables.
Javier Alatorre aseguró en la cita anterior, que el público es el mejor juez. Esto sería lo real si los televidentes contaran con la información necesaria para reflexionar y tener un juicio al respecto. Pero, si la información que se presenta sólo es favorable para una de las partes, el argumento del locutor de Hechos queda fuera de lugar. Por su parte, Jacobo Zabludovsky intentó salvar la imagen de la empresa Televisa, pero los comentarios de Ricardo Rocha, uno de los personajes directamente afectados por la directiva e informadores de TV Azteca, en su programa informativo Detrás de la noticia resultaron contradictorios.
Las citas anteriores son muestra de un periodismo carente de ética profesional supeditado a intereses particulares; el público pasa a un segundo lugar. En México, ésta es una de las prácticas más frecuentes en el quehacer periodístico.
8. Inducción en las preguntas durante las entrevistas
Las entrevistas que se realizan a personajes públicos se hacen para dar información (de alguna fuente directa) sobre algún acontecimiento o dar a conocer al público algunas características de ciertos personajes. En ninguno de los dos casos el reportero debe apoyar o negar lo expuesto por el entrevistado y mucho menos, elaborar las preguntas de tal manera que permita obtener una respuesta esperada.
Como ejemplo, veamos una entrevista transmitida por el noticiario 24 Horas a Alfonso Guillén Vicente, presunto hermano del subcomandante Marcos el 9 de febrero de 1995. La entrevista se presenta tal como la hizo el reportero (en la transmisión no se identifica a qué medio pertenece) y, aunque la inducción se observa en cada una de las preguntas, es en la última donde el reportero obtiene de su entrevistado una respuesta "inesperada".
Reportero: ¿Cuál fue la primera sensación que tuvo usted al enterarse de que posiblemente su hermano era el comandante Marcos?
Alfonso Guillén: Pues de preocupación, o sea...
Reportero: ¿Preocupación? ¿Pero no de asombro?
Alfonso Guillén: Preocupación y... y... y... un poco... eh, no, la primer, o sea asombro; pero lo primero que pensé fue en, en mis papás, ¿no? ¿verdad? Eso es, sí. Por... por... le digo, son varios que se llaman igual en la familia, y obviamente que digan, este, el nombre, pues es para preocupar, pero sinceramente yo, en lo primero que pienso, pues es en mis padres, ¿no?
Reportero: ¿Cuántos Sebastianes hay, Sebastianes Guillén hay en la familia?
Alfonso Guillén: No, pues, no no... ahí sí no.
Reportero: ¿De la edad de ellos, más o menos?
Alfonso Guillén: No, pues hay varios, pues, le digo, o sea...
Reportero: ¿Cinco o seis, es posible que el papá se llame igual que el hijo, y así? Pero, ¿cuántos Sebastianes Guillén, Rafael Sebastián Guillén, o primos o algo así?
Alfonso Guillén: No, no, eso le digo, somos, son varios primos, hermanos que se llaman igual y también ascendientes, ¿no? Entonces eso es todo lo que le puedo decir.
Reportero: ¿Ha recibido en este, en estas últimas 24 horas alguna notificación, algún aviso por parte de las autoridades de la policía, no sé, para hacer alguna declaración?
Alfonso Guillén: No, no, pero en el momento que me soliciten, este, pues iré a declarar, ¿no? Solamente he recibido el apoyo institucional de la Universidad a través del rector y del coordinador y, y este, y es todo, ¿no? Una, este, y por lo demás, pues, es, es, estoy preocupado en el sentido de, de la familia, ¿sí?, y, y también por las consecuencias que esto pueda acarrear, ¿no?, para en caso que se confirme que sea esta persona, ¿no?
Reportero: Es muy normal que entre los hermanos conozcamos nuestras inclinaciones. Usted la última vez hace once años que no lo ve; en la última vez que lo vio usted, ¿considera que su hermano Rafael Sebastián Guillén pudiese tener tendencias hacia la izquierda?
Alfonso Guillén: A.. a... a... como lo vi, a como lo vi, no, ¿no? Por eso, pero le digo, este, pues cada quien va agarrando sus, su camino, ¿no? Como le digo, hay, en la familia pues hay empresarios, hay de todo.
Reportero: ¿Está usted de acuerdo en que se proceda conforme a la ley para, para, digamos, hacer, hacer pagar lo que se dice terrorismo y los cargos que se le imputan a esta persona?
Alfonso Guillén: Pues, me parece la pregunta un poco tramposa, ¿no?, ¿verdad? Y, o sea, yo les, yo salí de buena fe, ¿no?, y de buena fe contesto todas las preguntas, ¿no? Ya preguntas que traigan intención, intención doble no las contesto porque es un poco tender un cuatro, ¿no?, y usted como reportero lo debe saber muy bien, ¿no?

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