Friday, July 28, 2006

Lectura para yanin

El papel de los medios en la invasión a Irak: Los jefes de redacción construyen el mensaje.

Periodistas en Irak: Soldados del imperialismo
Roberto Delgado y JotakeLa Haine

El estallido del conflicto iraquí con la toma de postura del Gobierno español a favor de la guerra encabezada por el presidente de Estados Unidos, ha llevado a convertir los servicios informativos en el estado español en un mero instrumento de propaganda al servicio de los intereses imperialistas.De este modo, hacia el pasado mes de marzo alertaba el sindicato CCOO en sus informes semanales sobre el "grave peligro" para la credibilidad de la cadena TVE que esto representaba. Para los trabajadores de esta televisión estatal afiliados a CCOO, los responsables de los servicios informativos trabajaron a destajo tratando de "evitar o minimizar las informaciones que se contraponen a la tesis pro-invasión que apoya el Gobierno español". En el caso de los programas especiales que se fueron sucediendo desde el inicio de la guerra se destacaban el "uso continuado y repetitivo que los conductores y analistas hacen de las afirmaciones propagandísticas difundidas previamente por los mandos políticos y militares norteamericanos y británicos, sin la debida insistencia en subrayar que se trata, presumiblemente, de propaganda de guerra"(1).Un ejemplo de la implicación de los responsables de redacción de TVE en el mensaje ideológico de las informaciones emitidas sobre la guerra, es el que el Comité contra la Manipulación formado por trabajadores de esta cadena, denunció el pasado 28 de febrero, cuando "se suprimió del minutado, ya en emisión, una pieza que contenía la posición de Francia y Rusia y la previa de la cumbre árabe de Shamr el Sheij junto a las manifestaciones contra Estados Unidos".(2) También fue difundido en la prensa alternativa el caso de un periodista de la cadena privada Tele 5, cuyo dueño es el corrupto presidente italiano Silvio Berlusconi, que resaltó la "incomprensión" que le produjo el ver que el material que enviaba desde Irak, o era manipulado con descaro o directamente ni se emitía, mientras la dirección de los servicios informativos alegaba "presiones externas".(3) En cualquier caso, la inmensa mayoría de las informaciones que se obtuvieron en primera línea de combate para ser difundidas a nivel mundial, fueron dadas por los propios mandos militares de EEUU. En este sentido, a principios de marzo del 2003, responsables de la prensa estadounidense se mostraban complacidos de la cobertura que el ejército permitiría tener a los reporteros de las acciones militares durante la guerra contra Irak: los periodistas de CNN, CBS, ABC y The New York Times fueron "incrustados" entre la infantería y los marines.(4) Alberto Piris reconocía en La Estrella Digital a finales del mes de mayo que "bastantes programas informativos se limitaron a reproducir lo difundido en las ruedas de prensa organizadas por el Cuartel General estadounidense, que todos podíamos seguir a través de la CNN. Así pues, lo que por uno u otro conducto llegaba a conocimiento del público español estuvo fatalmente contaminado." Objetivos militares y medios de comunicación La prensa estadounidense aplaudió con fervor cuando las oficinas de la televisión Iraquí en Bagdad fueron alcanzadas por un misil estadounidense el 25 de marzo de 2003. Días antes la prensa había preparado con sutileza a la opinión pública para lo que en realidad no sería un ataque a un "objetivo militar" sino a un medio de comunicación.En la cadena de información nocturna NBC, Andrea Mitchell hizo notar el 24 de marzo que "para sorpresa de muchos, los Estados Unidos no han derribado los cuarteles generales de la televisión iraquí". El informe de Mitchell advertía que "permitiendo que la televisión iraquí continúe emitiendo se le otorga a Saddam una gran herramienta para mantener su régimen intacto".Cuando la instalación fue bombardeada, algunos reporteros expresaron su satisfacción. Aaron Brown de la CNN resaltó el mismo 25 de marzo que "mucha gente se preguntaba por qué la coalición permitió a la televisión iraquí continuar en el aire tanto tiempo como lo hizo".(5) Los que mandan, guerra tras guerra, han aprendido a sopesar perfectamente la importancia de la información hasta tal punto que, en la actualidad, para predeterminar el final de cualquier combate, en términos militares, se toma como un pilar fundamental las fuerzas comunicativas que cada una de las partes posea. En tanto que se le destruya al enemigo su capacidad de comunicar, el éxito de la batalla tendera a inclinarse de una lado o de otro.(6) No por casualidad la televisión iraquí fue destruida a golpe de misiles y tampoco por casualidad dos meses después de "liberar" a Irak, las autoridades angloestadounidenses y su jefe, Paul Bremer, decidieron controlar la nueva y libre prensa iraquí: los periódicos que publicaran "notas escandalosas", material que se considerase "provocador" o "capaz de incitar a la violencia étnica", serían amenazados u obligados a cerrar (7). Esa es la "libre" situación actual.El objetivo nuclear que tanto el gobierno estadounidense como el español han pretendido alcanzar a través de sus medios de comunicación, abanderando el sentimiento nacional y la ideología neoliberal capitalista, es el de vencer en la guerra y "convencer" a la opinión pública, sin ningún tipo de oposición informativa y definiendo a Saddam Hussein como el mayor peligro del mundo.17 periodistas en misión de guerra son muertos en Irak Como en toda guerra, en este caso los invasores no sólo iban previstos de sus propios servicios sanitarios, para lo cual el gobierno español puso de su parte enviando infraestructura médica a Irak. Como hemos visto, además iban previstos de servicios informativos para asegurarse de que la guerra no les provocaría perdida de votos en las próximas elecciones, ni demasiada oposición social. Y lo más imporante es que estarían construyendo la historia desde la óptica del imperialismo. Ese era el trabajo de los periodistas españoles e internacionales ligados a los medios del poder occidental: recoger información que sirviera para mentir al mundo. Pero los informadores, en su alevoso papel de "neutrales", tampoco se salvaron del fuego cruzado.El 17 agosto 2003 el cámara de la agencia Reuters, Mazen Dana, fue abatido de un tiro cuando trabajaba en las proximidades de un cárcel de EEUU, en la que se encuentran prisioneros "activistas antiestadounidenses", en las afueras de Bagdad. Con éste son ya 17 los periodistas muertos en Irak desde el comienzo de la guerra. Dos informadores más permanecen desaparecidos.Pero centrémonos en los sonados casos de los periodistas españoles muertos durante la guerra. El 7 de abril muere Julio A. Parrado, enviado especial del diario burgués El Mundo en Bagdad, en un ataque iraquí al ejército estadounidense. Nacido en Córdoba (estado Español) en 1971, era hijo del ex coordinador general de Izquierda Unida Julio Anguita, quien en relación a la muerte de su hijo declaró: "mi hijo mayor, de 32 años, acaba de morir, cumpliendo sus obligaciones de corresponsal de guerra. Hace 20 días estuvo conmigo y me dijo que quería ir a primera línea"(8).El angelito de Julio A. Parrado cumplía con sus "obligaciones en primera línea" junto a los hombres de la Tercera División de Infantería, aquella avanzadilla del ejército de Estados Unidos que inició la toma de Bagdad y con ella la culminación de la misión petrolífera imperial.Un día después de estos hechos, el 8 de abril, el cámara de Tele 5 José Couso fallecía a causa de las heridas provocadas por un tanque estadounidense que lanzó una ráfaga contra el hotel 'Palestina' de Bagdad, en el que se alojaban la mayoría de los periodistas internacionales que cubrían la información de la guerra en Irak.El Pentágono aseguró que "se estaba respondiendo a los disparos y granadas que un francotirador estaba lanzando desde el edificio".Couso captaba imágenes que luego eran comentadas por otros periodistas de la cadena y supervisadas por la dirección de la cadena. En el estado Español, Tele 5 pasó para muchos por ser "una de las más críticas" del abanico audiovisual con la guerra y con la actitud del gobierno, sin embargo, no dejó de ser un entramado empresarial privado con su pequeño corazoncito, el corazoncito etnocéntrico del capitalismo occidental. Los programas que se esmeraban en demonizar a Saddam Hussein en el contexto brindado por los responsables políticos de EEUU estaban a la orden del día, así como los continuos "reflejos involuntarios pro-ocupación" de los periodistas que adornaban las coberturas. Así, Jon Sistiaga, el enviado especial de Tele 5 en Bagdad, calificaba el día 6 de abril de 2003 la actuación de la tropas iraquíes como "tácticas marrulleras" (¿serían "tácticas nobles" las empleadas por la coalición imperial?). En esa misma cadena y ese mismo día la enviada especial del periódico "El Correo", Mercedes Gallego, describía la situación de la avanzadilla de marines norteamericanos en las puertas de Bagdad: "...los mandos han prohibido a los soldados acercarse a los ciudadanos de Bagdad ante el temor de que pudiesen aprovechar la situación para hacer ataques terroristas.Los soldados están muy nerviosos y cansados, además no tienen tabaco ni calcetines limpios"(9).Ésta fue, como no podía ser de otra forma, la tónica reaccionaria general de todos los medios de comunicación masivos, tanto estatales como privados. Todos ellos entonaron el lema tan justificatorio como irreal de "Libertad, Igualdad y Fraternidad", y los medios aparentemente críticos no estaban sino amagando que se movían milímetros de la senda segura de la ganancia económica.Si alguna lección nos ha dado este nuevo ataque contra Irak, es que la prioridad no pasa por intensificar la lucha contra la guerra, sino contra todos aquellos que hacen posible década tras década que estas se produzcan, poniendo el eje no sólo en desmontar los valores que intentan imponer, sino en la fuerza de la calle y el movimiento social, transgrediendo y saboteando las bases hipócritas del sistema, las grandes cadenas mediatico-mafiosas españolas que cumplen su función de protección ideológica de quienes reproducen estas agresiones, buscando derribarlas(10).¿Todos somos Couso y Julio A. Parrado? "Todos somos Couso y Julio A. Parrado", han coreado muchos solidarios con estas muertes. Pero a mi me disculpen, yo no soy ni Couso y Julio A. Parrado, porque yo no elijo formar parte del ejército mediático euro- yanqui e ir al tercer mundo a cubrir sus hazañas bélicas. Entiendo que la desobediencia a la guerra va mucho más allá de una ingenua pretensión de "informar objetivamente".Primero, ya hemos visto como esa "objetividad" la deciden el Pentágono y los jefes de redacción de cada empresa de comunicación, y siempre está ligada a los intereses de los invasores. Segundo, el que elige ir a la guerra corre el riesgo de morir y yo no pienso morir en el lado de las trincheras imperiales. Ni con una cámara, ni con un micrófono, ni con papel y bolígrafo, ni con nada. Y de hecho me pregunto, ¿se puede saber qué diablos hacían voluntariamente Couso y Julio A. Parrado en Irak?.

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